sábado, 7 de marzo de 2015

El Sentido

Inspire, expire, inspire, expire... ¿Qué ocurre cuando no hay inspiración? ¿Qué ocurre cuando uno se pasa minutos, horas y días sin poder escribir nada que lo sienta propio?

Otras veces la satisfacción llega al releer aquello escrito, pero es difícil no competir con uno mismo.
Aceptar ese ligero límite entre ser el "exhibicionista de textos" o ser el "introvertido escritor" no es fácil.
¿Qué hace al m onje? Lo mismo que hace al escritor, el hábito de hacerlo asiduamente.

Esperar que la lucidez este a cada paso es como esperar que la luna deje de posarse en el cielo.
¿Qué hace que uno se sienta bien después de vomitar unas palabras?

Cuando pienso que seré leído me aplico. Antes no me sinceraba, ahora lo necesito. Me aplico, corrijo, relaciono y asocio. Es como un pequeño oficio de querer regalar la perfección aún sabiendo que otros querrán diseccionarla. Y la perfección es tan caprichosa como que no existe. La perfección es un anhelo disfrazado de fresa; inalcanzable en vida, inasumible en muerte. Sin embargo se busca.

Son pocos los que la asocian a la felicidad "pobres infelics". La felicidad contiene la palabra perfección como abrigo. "no, yo no quiero ser feliz gracias".
Ante las fotografías, los videos y las entrevistas y ante los dientes blancos e impolutos hay temas pendientes: formar una familia, realizarse en el trabajo y llegar a ser... pero... ¿Quién quieres llegar a ser y cuál es el espejo dónde te miras? Buscar la idealidad roza con el absurdo absoluto y abismal aquejado por la dualidad teoría y práctica, subjetividad y objetividad, realidad y ficción.
Si yo no sé quién soy ni quién pretendo ser, ni quién fui ¿para qué me quiero medicar con antibióticos? ¿Para qué buscar una pareja que se convierta en un objeto que consumir y poseer?
Las alimentaciones acústicas y la nutrición de las películas hollywoodienses nos invitan a tragar calorías y grasas de bajo valor intelectual y humano.

Hasta que no empecemos a caminar en el camino real de la incertidumbre cada paso, con piedra incluida, dejará de tener sentido.

Nanatsu no Taizai

Esa falsa alegría al destapar el pote de la felicidad y esa música espiritual rockera del new age que te hará sentir enfermo de deseo y absolutamente sexuado de cara a los demás, me ponen malo.

Porque querid@s, no nos engañemos, pagar 60€ es un abuso y casi un asesinato para nuestro cuerpo cuyas fernomonas parecen estar adornando el árbol de navidad.


La verdad que me escandalizaría si mi gata Nila me pidiera "Calvina Calva" o una "Herrera Palomitera" o una "Hugosa Bossa" o cualquier "Iglesia Enriquecida" que se preste. Y le diría finamente: "Si quieres ser una estrella depilate con la Nanatsu no Taizai de la vecina porque con el miau miau lo llevas claro".

Así que desde este púlpito reniego, una vez más, del cuerpo bello y falso que me intentan vender, y sobretodo de las botellitas de alochol que lo único que quieren es hacerme sentir como alguien que no soy.
Porque yo no soy: un triunfador, un modelo, un exitoso empresario, un aqui, un gay de visa oro, o un productor de cine.
En cambio si que apoyo cualquier iniciativa de oler jazmines a la luz de la Luna, de confundir mi mirada con la húmeda tierra mojada del campo y hasta de distinguir cuando la basura de mi casa está llena o vacía.

Vamos que nadie me regale colonia porque lo utilizaré en su contra a modo de cocktail molotov. (quedáis avisados)